¿Inteligencia Emocional?

Durante unos años, me dediqué a impartir formación en inteligencia emocional y habilidades de comunicación. Allí transmitía unos conocimientos básicos sobre las emociones y sobre su gestión. Una vez el grupo iba adquiriendo nociones teóricas, comenzábamos a hacer ejercicios prácticos, sobre cómo manejar ciertas emociones. Un ejemplo sería: Imagine que un amigo le pide un favor que usted no desea hacer. Reflexione qué emoción o emociones siente, qué le ocurre por el cuerpo y cómo afronta el expresar su opinión y sus sentimientos. Y les facilitaba una tabla para rellenar individualmente para después ponerlo en común. Era una forma de aplicar lo que se había aprendido y ver si se había llegado a un cierto grado de interiorización.

Las respuestas eran tan variadas como personas formaban el grupo. Era muy significativo cómo la misma persona podía demostrar mucha inteligencia emocional en cierto ejemplo práctico, pero en otro, parecía no tener visión de sí misma. Cada uno tenía sus puntos ciegos. ¿Cómo podía ser que la misma persona fuese inteligente emocionalmente para analizar un ejemplo de una emoción y para otro mostrar verdaderas dificultades?

La respuesta a esta pregunta podría implicar que no se trata tanto o tan solo de una inteligencia, de una habilidad. Parecía como si hubiese algo muy vital en juego, algo íntimo que proteger a toda costa, cosa que no suele ocurrir al aplicar una inteligencia. ¿ Tal vez por eso, en ocasiones se afirmaba en clase, querer expresar una emoción y expresar otra bien distinta? ¿Como podía ser que la misma persona ayudase a otra a ver sus emociones y al llegarle el turno se le nublara la vista?

En la primera explicación teórica antes de comenzar con las presentaciones en el ordenador, me acercaba a la pizarra y hacia un dibujo. Una persona. Destacando su cabeza, lo que para mi simbolizaba su mente, su psiquismo. Esa era, a mi modo de ver, la explicación fundamental de toda la formación. Fundamental en el sentido de poder acudir a ella, como el fundamento, cuando la inteligencia emocional no llegase a responder sus dudas o sus dificultades prácticas.

Explicaba cómo nuestra mente esta organizada en dos partes, una preconsciente- consciente, de la que tenemos noticia, y otra inconsciente, de la que nada sabemos a priori. Durante los primeros años de vida poco a poco, se va produciendo un proceso estructurante que origina el anterior resultado. Durante ese proceso el “cachorro humano” con la colaboración ineludible del adulto humano, adquiere su “ser humano”. Hay sensaciones, tanto placenteras como displacenteras, que se dejan atrás, y que al mismo tiempo siempre están ahí y que pujan por salir.

Más adelante en el desarrollo, en torno a los 4 -6 años, y de nuevo paso a paso, llega otro momento estructurante que afianza la base anterior. Esto implica que, de nuevo se dejan cosas atrás, pero en esta ocasión, esas sensaciones están más elaboradas, puesto que gracias a la adquisición del lenguaje el niño/ niña ya tiene un recurso con el que dota de significado esas sensaciones. De este modo crea una suerte de tesoros que conseguir, de miedos de los que protegerse, de monstruos de los que huir, de dioses a los que venerar, constituyéndose unos mecanismos que tenderán a repetirse durante su vida adulta. Se estructura en este proceso su Yo, que tiene que elegir «el cuidado a sí mismo» como punto de intersección entre el placer y el deber. Y como ya se imaginarán, esa elección implica lo consciente y también lo inconsciente. De esta forma el ser humano se define como ser en conflicto. Cada emoción, cada decisión en la vida diaria, implica psíquicamente otras muchas. A veces se toman rápido y de forma satisfactoria. Otras hay dudas, otras conflicto, otras batalla interna, otras guerra civil.

Entiendo ahora más claramente al materializar por escrito en este texto aquella primera aproximación, las caras de asombro, desconcierto e incluso intimidación. La inteligencia emocional no es solo un quehacer consciente. No basta con reflexionar y rellenar una tabla. Requiere un proceso de investigación más amplio en el tiempo y más costoso en esfuerzo para ir conociendo lo que no conocemos de nosotros mismos. El psiquismo humano no es asunto sencillo. Tal vez por eso mismo, es apasionante.

 

Bibliografia utilizada:

“Manual de Inteligencia Emocional”; Jose Miguel Mestre Navas, Pablo Fernández Berrocal. Ed. Pirámide.

“El Yo y el Ello.”; Sigmund Freud Obras Completas. Ed.Amorrortu.

“ En los orígenes del sujeto psíquico”;Silvia Bleichmar. Ed. Amorrortu.

Fuente: euskonews